domingo, 25 de diciembre de 2005

MI YO ANIMAL


Cuando esa mujer de mi calle, una anciana que conocemos porque le daba de comer a los gatos callejeros, se marchó durante mas de un mes, pensamos que le habia sucedido algo. Su edad y su soledad, hacian presagiar algo malo. Luego nos enteramos de que le habian operado una pierna y volvio renqueante a nuestras vidas.
Los gatos callejeros a los que dia tras dia alimentaba, ya no estan. La obra donde se cobijaban esperando su bandeja de higaditos de pollo cotidiana, ha terminado y ya no hay asilo para ellos en las noches.
Ella, tenia dos gatos en su casa. Gatos caseros que tenian menos dificultades para sobrevivir que sus primos vagabundos. Según me contaron ayer, llegó un momento durante la ausencia de la mujer que dejaron de comer. Simplemente se negaron a hacerlo. Uno murio antes de su vuelta, y la otra a los seis dias de volver ella a la casa. Ya era tarde para retomar una vida normal y la gata se marcho.
Ahora la mujer esta sola. Ya no quiere tener otro gato aunque los ama, pues sabe que no le queda mucho y no quiere dejarle solo.Asi nos lo dijo.
Ya no le queda nada.
Mimo es un perro pequeño y lanudo, muy simpatico, si se me permite decirlo. Su dueña es una mujer sola, viuda y con aspecto de estar un poco loca, aunque doy fe de que no lo esta. Ambos caminan por las calles del barrio, muy despacio, estirando el tiempo. Mimo es tremendamente cariñoso y su dueña me dijo antesdeayer que nunca penso querer tanto a un perro. Que si no fuese por Mimo, estaria mas hundida de lo que quedo tras la muerte de su marido hace diez años. Que le ha devuelto la vida.
Zoa es una perrita blanca y adorable. Cuando nos ve se abalanza sobre nosotros y nos da abrazos y besos de una forma tan clara, que no puedo denominarlo de otra manera menos humanizante. Es blanca y tuvo algun ancestro de origen nordico. Estuvo a punto de ser sacrificada por un dueño que ya no la queria y afortonudamente para ella la pareja que la acogio estan muy contentos con ella.
Sancho es un gato precioso y muy tranquilo, no rompe nada, ni muerde, ni araña, ni se hace sus cosas fuera de la arena. Solo quiere mimos y se acurruca a tu lado para que se los des. Lo cojimos en mayo en la calle el mismo dia que nacio. Junto con su hermano Cervantes (hoy Mini) es hijo de una de las gatas del barrio a las que la anciana daba de comer.Sobrevivieron con biberones y cuidados que nos empeñamos entre todos en darle. Lo entregamos a la que pensamos iba a ser su dueña para siempre, que lo devolvio hace dos semanas, por que se habia cansado de él. Ahora vuelve a estar en casa de Melisa, su descubridora y tiene un nuevo futuro hogar que esperamos sea el definitivo.
En alguno de los ultimos tirabuzones de mi adn, muy cerca del que me convierte en bipedo o del que me permite escribir este post, hay un ultimo signo de que soy un animal. Un poco antes de ser humano, en esa ultima fase de falta de humanidad, sigo siendo lo que llamamos animal.
Si animal es sacrificio, fidelidad, honestidad, cariño, alegria y tristeza, quiero no perder ese sentir. Quiero seguir sintiendo que soy animal.
Espero que esa ultima cadena que me convierte en humano respetable no me haga olvidar el resto de mi yo, de mi yo animal.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La preocupación por otro ser humano, habla muy bién de ti como persona, y al verte rodeada de tus perritos me enternece ya que yo también tengo un perro su nombre es “SHOOPPER” quien es mi más leal amigo, inteligente y juguetón .
Aparte con desearte un muy feliz navidad te invito cordialmente a mi blogs.

Melisa dijo...

Como dije no hace mucho en mi blog, cada vez valoro más la empatía como virtud fundamental en la gente que deseo que me rodee.

No sabía lo de la señora y sus gatos. Cuánto, cuánto lo siento...